Correspondencias


"El amor recíproco, el único que podría ocuparnos aquí, es aquel que pone en juego el deshábito en la práctica, la imaginación en la trivialidad, la fé en la duda, la percepción del objeto interior en el objeto exterior"
 A.BRETON et P.ÉLUARD

      La sinestesia, conocida como un cruce de sentidos, el hecho de escuchar colores o de ver sonidos, es un fenómeno neurológico mediante el que dos o mas sentidos están asociados.
Por ejemplo, existe un tipo de sinestesia conocida con el nombre de "sinestesia grafemas-color", en la que las letras del alfabeto o los números pueden ser percibidos como colores. En otros tipos de sinestesia, la música y otros sonidos pueden ser percibidos como entes coloreados, o incluso, poseyendo una forma particular.

     Aunque esta particularidad encuentre su razón de ser en cuestiones de tipo neurológico, algunas personas se declaran sinestéticos sin serlo verdaderamente, es decir, que se aproximan a una percepción, digamos, "elevada", que presentan una natural predisposición para establecer relaciones entre manifestaciones que pertenecen, a priori, a dominios diferentes y distantes, como es el caso de la unión espontánea entre una imagen y una melodía, entre una sensación y un color.
     Desde el punto de vista artístico, en general, y estético, en particular, imaginemos pues las posibilidades creadoras que este fenómeno podría ofrecernos.

   
  A este respecto, Charles Baudelaire, en sus poemas "Correspondencias" y "Perfume exótico", procede mediante metáforas sinestéticas. 
 Correspondencias es el cuarto poema de la obra Las flores del mal, publicada en 1857. En esta composición, Baudelaire explica la teoría de las correspondencias en los dos primeros cuartetos, comparando la naturaleza a un templo en el que los símbolos nos parecen confusos. Más tarde, en los dos últimos tercetos, pone en práctica esta teoría, aportando diversos ejemplos.

 La Nature est un temple où de vivants piliers Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.

Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.

II est des parfums frais comme des chairs d'enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
— Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,

Ayant l'expansion des choses infinies,
Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.


La Natura es un templo de vivientes  pilares
que susurran a veces los confusos vocablos;
y el hombre atraviesa por florestas de símbolos
que lo observan con ojos de mirada habituada.
 
Como ecos extensos, confundidos, lejanos,
desde una unidad tenebrosa y profunda,
amplia como la noche y como la claridad
colores y perfumes y sones se responden.
 
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como los prados.
Pero hay otros corruptos, opulentos, triunfantes,
 
infinitas materias, de expandirse capaces,
como ámbar, almizcle, benjuí e incienso,
coreutas de los éxtasis del sentido, del alma.


      El poema Perfume exótico de Baudelaire forma parte de Spleen et Idéal en la misma obra, Las flores del mal.
     En esta ocasión, encontramos sinestesias concernientes al gusto de "frutos sabrosos", el olor de "el perfume de verdes tamarindos", el oído de "el canto de los marineros", la vista "Veo un puerto" y el tacto de "una tarde cálida de otoño".

 Quand, les deux yeux fermés, en un soir chaud d’automne,
Je respire l’odeur de ton sein chaleureux,
Je vois se dérouler des rivages heureux
Qu’éblouissent les feux d’un soleil monotone :

Une île paresseuse où la nature donne
Des arbres singuliers et des fruits savoureux ;
Des hommes dont le corps est mince et vigoureux,
Et des femmes dont l’œil par sa franchise étonne.

Guidé par ton odeur vers de charmants climats,
Je vois un port rempli de voiles et de mâts
Encor tout fatigués par la vague marine,

Pendant que le parfum des verts tamariniers,
Qui circule dans l’air et m’enfle la narine,
Se mêle dans mon âme au chant des mariniers.


 Si, cerrados los ojos, en la  cálida tarde otoñal,
respiro de tu seno el olor caluroso,
veo desarrollarse un litoral dichoso,
que deslumbran los fuegos de un sol por siempre igual.

Una isla perezosa donde da la natura
árboles singulares y de fruto sabroso;
hombres que tienen cuerpo delgado y vigoroso,
y mujeres con ojos que asombran la dulzura.

Por tu olor hacia climas hechiceros guiado,
veo un puerto donde hay velas y arboladuras,
que aún de las marinas olas no han descansado;

mientras del tamarindo los perfumes ligeros
que mi nariz dilatan y en el aire perduran,
mézclanse en mi alma a una canción de marineros.




   Todavía en el dominio de la sinestesia poética, Arthur Rimbaud, por su parte, la pone en práctica atribuyendo colores a las vocales, en su poema Vocales de 1895.

A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu, voyelles,

Je dirai quelque jour vos naissances latentes.

A, noir corset velu des mouches éclatantes

Qui bombillent autour des puanteurs cruelles,

Golfe d’ombre ; E, candeur des vapeurs et des tentes,

Lance des glaciers fiers, rois blancs, frissons d’ombelles

I, pourpres, sang craché, rire des lèvres belles

Dans la colère ou les ivresses pénitentes ;

U, cycles, vibrements divins des mers virides,

Paix des pâtis semés d’animaux, paix des rides

Que l’alchimie imprime aux grands fronts studieux ;

O, suprême Clairon plein des strideurs étranges,

Silences traversés des Mondes et des Anges :

— O l’Oméga, rayon violet de Ses Yeux !

 A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales,
algún día diré vuestro origen secreto;
A, negro corsé velludo de moscas relucientes
que se agitan en torno de fetideces crueles,
golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,
lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas;
I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos
en cóleras terribles o embriagueces sensuales;
U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,
paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas
que la alquimia imprimió en las frentes profundas;
O supremo clarín de estridencias extrañas,
silencio atravesado de Angeles y de Mundos;
O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos.


Rostro 1, cuadro extremadamente sugestivo y evocador, concedido por el soñador de colores Alex


 La Perra

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