El falso espejo



Tes yeux sont si profonds qu'en me penchant pour boire
J'ai vu tous les soleils y venir se mirer
S'y jeter à mourir tous les désespérés
Tes yeux sont si profonds que j'y perds la mémoire

À l'ombre des oiseaux c'est l'océan troublé
Puis le beau temps soudain se lève et tes yeux changent
L'été taille la nue au tablier des anges
Le ciel n'est jamais bleu comme il l'est sur les blés
Les vents chassent en vain les chagrins de l'azur
Tes yeux plus clairs que lui lorsqu'une larme y luit
Tes yeux rendent jaloux le ciel d'après la pluie
Le verre n'est jamais si bleu qu'à sa brisure

Mère des Sept douleurs ô lumière mouillée
Sept glaives ont percé le prisme des couleurs
Le jour est plus poignant qui point entre les pleurs
L'iris troué de noir plus bleu d'être endeuillé

Tes yeux dans le malheur ouvrent la double brèche
Par où se reproduit le miracle des Rois
Lorsque le coeur battant ils virent tous les trois
Le manteau de Marie accroché dans la crèche

Une bouche suffit au mois de Mai des mots
Pour toutes les chansons et pour tous les hélas
Trop peu d'un firmament pour des millions d'astres
Il leur fallait tes yeux et leurs secrets gémeaux

L'enfant accaparé par les belles images
Écarquille les siens moins démesurément
Quand tu fais les grands yeux je ne sais si tu mens
On dirait que l'averse ouvre des fleurs sauvages

Cachent-ils des éclairs dans cette lavande où
Des insectes défont leurs amours violentes
Je suis pris au filet des étoiles filantes
Comme un marin qui meurt en mer en plein mois d'août

J'ai retiré ce radium de la pechblende
Et j'ai brûlé mes doigts à ce feu défendu
Ô paradis cent fois retrouvé reperdu
Tes yeux sont mon Pérou ma Golconde mes Indes

Il advint qu'un beau soir l'univers se brisa
Sur des récifs que les naufrageurs enflammèrent
Moi je voyais briller au-dessus de la mer
Les yeux d'Elsa les yeux d'Elsa les yeux d'Elsa

Les yeux d’ELSA, L.ARAGON


El falso espejo, R.MAGRITTE, 1928

El Surrealismo, entre otras muchas, se plantea la cuestión de la percepción de la realidad; este enigma da lugar a la búsqueda infatigable de la verdadera vida, a través de medios diferentes del sentido de la vista.
La búsqueda de la realidad pasa por el replanteamiento de todo un esquema de conocimiento adquirido y engañoso. Lo que siempre se ha considerado como "realidad" es, en verdad, un juicio subjetivo que el hombre se fabrica a partir de lo que conoce (o de lo que cree conocer). He aquí la razón del descontento dl hombre, respecto a la realidad en la que vive. La realidad es, por tanto, sinónimo de certitud: lo que vemos, existe y, por tanto, es real. Pero se trata de una concepción ilusoria y ficticia, mientras que, para llegar al verdadero conocimiento es necesario proced de manera diferente.
De hecho, es a través de la imagen como se llegará al verdadero conocimiento. el conocimiento ya no procede de la razón o de lo que tradicionalmente se ha denominado como "lógica", sino que viene de los sentidos, de un uso profundo de la imaginación; el conocimiento pertenece, por tanto, al orden de lo metafísico.
En el ámbito de la literatura, Louis Aragon hace un extraordinario análisis sobre estas consideraciones, en su obra Le paysan de Paris.
Para Aragon, las imágenes tienen un papel revelador, incluso de oráculo; son capaces de excitar zonas escondidas del inconsciente y de desvelar un sentido diferente del que se les atribuye. Las imágenes, bajo la influencia cambiante y efímera de la luz, toman formas inciertas hasta llegar al punto de no saber ya que es lo que se ve. Aragon se afana en mostrar unas descripciones tan precisas de estas imágenes, para que nos demos cuenta justamente de hasta qué punto éstas son subjetivas y susceptibles de ser transformadas. La imagen es, por tanto, la substancia que se consume para lograr el estado de surrealidad, aunque también para acercarse a lo maravilloso
Louis Aragon, con sus artificios sonoros y léxicos, con su prosa criptográfica y bella, exacta y sensual, nos propone una forma diferente de vez, no a través del ojo, sino a partir de estímulos provocadores y agitados, que estimulan los sentidos y el alma.
    

 
 A partir de estas consideraciones, asistimos a un fenómeno de transfiguración muy interesante. Una vez que el sentido de la vista se ha visto desprovisto de sus capacidades en tanto que medio primero para llegar al conocimiento de la realidad, o para percibir todo lo que es perceptible, el ojo, como objeto en sí mismo, como imagen, se convierte en un elemento de creación muy recurrente, casi obsesivo, en todas las manifestaciones de creación surrealista.

Todavía en el dominio de la expresión literaria, me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que en Nadja, de André Breton, aunque se trata de un relato en el que la acción gira en torno a una mujer, no vemos ni fotografías ni ninguna otra imagen de la muchacha. Sin embargo, el autor opta por descubrirnos su misteriosa mirada con un fotomontaje, no menos enigmático y subjetivo.

"los ojos de helecho de Nadja"
A este resecto, el autor, manifiestamente fascinado, se detiene un momento en la descripción de la mujer y dice:
Curiosamente maquillada, como alguien que ha comenzado por los ojos y no ha tenido tiempo para terminar, pero el borde de los ojos demasiado negros para una rubia. El borde, no el párpado (un brillo tal sólo se consigue pasando suavemente el lápiz bajo el párpado (...) ) Jamás había visto unos ojos así. (...) ¿ Qué de tan extraordinario puede pasar en esos ojos?

Esta última imagen, se relaciona sorprendentemente, no sabemos si se trata de un homenaje o de una reinterpretación, con la obra de Dalí, los ojos surrealistas.
Los ojos surrealistas, S.DALÍ
Como ya sabemos, el ojo constituye un recurso muy utilizado en la obra de Dalí. Numerosas son las pinturas en las que este elemento aparece, bien en el centro de la composicion o bien, formando parte de la obra. Tampoco hay que olvidar la característica mirada, expresiva, loca e, incluso, inquisitoria, que el artista mostraba siempre. 


El ojo florecido, S.DALÍ, 1944
El ojo, S.DALÍ 1945
El ojo del tiempo, S.DALÍ
Como hemos visto, el ojo se convierte en un elemento muy utilizado por los surrealistas, en todas las manifestaciones posibles. Fue Buñuel quien soñó con un ojo cortado por una navaja y, más tarde, esta imagen se convirtió en uno de los emblemas surrealistas por escelencia, en la película Un perro andaluz.

Un perro andaluz

Man Ray, por su parte, nos ha legado tambien numerosos y bellos ejemplos fotográficos donde el ojo se sitúa en el centro de la creación, como protagonista absoluto.
Las Lágrimas, M.RAY, 1936
La marquesa Cassati, M.RAY
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Ver es un acto: el ojo ve como la mano toca
P. NERVAL

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